Nieve, mucha nieve.

¿Era de noche?... ¿Era de día?... ¿Estaba oscuro?..sí.. muy oscuro.. no se veía nada.. los árboles tapaban los rayos del sol.. ¿los rayos?.. no .. no habían rayos.. era de noche.. ¿no?. Era muy confuso.
El español cayó. No soportaba tanto frío. Estaba acostumbrado a -10 ºC, pero no a ese frío. No a ese frío rústico.. no a tanta nieve.
Era espantoso, no llevaba la ropa adecuada, no. Estaba muy mal vestido. ¿En qué pensaba al venir así con esas ropas?.. Firmar acuerdos con Russia con un clima tan áspero como aquel no iba a funcionar.
El moreno no podía ni siquiera pensar con tanta cosa blanca encima, tanto frío.. tanto frío.

Trató de levantarse, apoyó las dos manos sobre el suelo, no.. eso no era el suelo.. sino la nieve de cinco metros que estaba por encima del suelo, intentó levantarse, sus manos se sentía muy débiles. Sus piernas no le ayudaban, no respondían, estaban tan congeladas que ni siquiera las sentía. Pero debía ser fuerte, debía ir a algún sitio a refugiarse, no quería morir, no debía morir. El futuro de toda la nación dependía de él, sus hijos estaban con él... no los podía dejar así.

Pero sus manos se resvalaron una vez que empezó a gatear, su cara chocó contra la nieve y así quedó. Oliendo esa áspera nieve.. esa nieve que uno puede pensar es inofensiva, más con tanto frío, puede matar.


(Nuestro primer rol, omg! *-* -manosea- awww que emoción kirii <333 )

La nieve casi cubría la parte de su nuca; estaba boca para abajo, la nieve le se adentraba por sus orejas, por su boca, por la nariz, por cada agujero de la cara.

Moría de frío. ¿Ya estaba muerto? no. No lo creo, pensó. Si ya estaba muerto no iba a sufrir así.. ¿Estaba sufriendo?.. eso era sufrir?..
Quedarse mucho tiempo atascado en el tiempo sin saber qué hacer o cómo salir de allí.. ¿A eso uno le llama sufrimiento?
Si era así, él no estaba muerto. Se dice que cuando uno muerte no sufre... ¿pero cómo lo iba a saber? Todavía no estaba muerto como para saberlo.

Mil preguntas pasaron por su mente, un escalofríos recorrió su cuerpo, ahora nisiquiera podía mover un solo dedo. Un solo cabello, nada. Estaba preocupado por el frío y también por lo malo que podría ponerse Ivan cuando se entere que ya no esté allí, cuando se entere que se cancelaba la reunión por culpa de su atraso... por la culpa de la nieve.

-No quiero morir aquí..- susurró bajo la nieve, ni siquiera susurró, musitó con un hilo de voz casi inentendible.

Pensó que iba a morir allí, en aquél lugar espeso y blanco. Odiaba la idea, morir en territorio enemigo sería la peor blasfemia del mundo. Sería una escoria de la vida, todos iban a recordar ese momento, a ese hombre, a tal jefe quien no pudo resistir unas cuantas neblinas y un cosquillante viento, y todo por culpa de querer llevar ropas sencillas.

Ya no sabía si estaba soñando, teniendo un muy mal sueño o era la vida real; en una de esas pesadillas sintió que alguien lo fuese a tocar, es más, a dar vuelta, a salvar su vida. ¿La nieve causaba ilusiones? Una vez la tuvo, cuando fué al desierto a visitar a Gupta, pero esto era más real, podía sentir un poco de calor en su cuerpo, algo muy suave que lo retuvo y luego lo alzó de brazos.
Pero no sabía de quién se trataba, tampoco se dignaba a abrir los ojos, y menos burlar aquella sonrisa que siempre esbozaba.

El frio no iba mas una ráfaga de calor vino. Lo sintió, sintió que algo se posaba en su cuerpo y lo estaba calentando, no mucho, pero para no matarlo de frio. No abrió los ojos.

De pronto su sueño, su pesadilla, todo empezó a dar vueltas... como si fuera que él se estuviera poniendo en marcha, movilizandose.. ¿qué ocurría?.

Algunos minutos después sintió algo muy cómodo, acolchonado como esas mantas que le preparaba lovino en las siestas. No quería abrir los ojos, no tenía miedo, pero no quería abrirlos...

Escuchó voces, o era una sola voz, no lo sabía, estaba desconcertado, perdido.

La sala se comenzaba a calentar, lo sentía, sentía que sus manos; aún congeladas, pero ya casi no, se comenzaban a calentar o, capaz, a acomodar al clima de aquella habitación llena de Bálticos y un Ruso -quizá masoquista como lo llaman algunos- mirandolo de vez en cuando a él.

Sintió el aroma de la madera quemarse, escuchó aquél sonido que hacen ciertas chispas que salen del fuego y también la vibración que hacían todos los bálticos cuando estaban cerca del señor inviernoso, léase, Ivan. Una sonrisa se dibujó en la cara del español; estaba seguro que ésa noche no iba a morir de frio.

Empezó a mover sus dedos, los de la mano izquierda, los otros los tenía bajo la sábana que cubría y calentaba muy bien todo su latino cuerpo. Pensaba que todo eso había sido un sueño, quizá cuando abra los ojos... Lovino estará a mi lado, o alguna joven muy guapa, de las que siempre me visitan.. pensó y rió de nuevo.

Se dignó a abrir los ojos, después de tanto parloteo en su cabeza; que si abría o no los ojos. Pues bien, se dicedió a abrir y para su sorpresa, el clima no era cálido sino que lo hacían sentir cálido con el rey de la naturaleza; el fuego. No estaba Lovino y ninguna mujer guapa... sino Iván y su sécdito de niños que vibran.

-Q-qué sucede a-.. ¡achís!- Un estornudo, segudo de un escalofríos y los ojos en blanco. Más valía eso que morir amputado, o no caminar nunca más.
Miró con una cara de inocencia pura a los presentes, como que no sabía nada de lo que había pasado, no se acordaba nada, y tampoco se acordaba que fue cargado por el mismísimo Ivan.




(omgomgomgomgomgomg yo sé que el ruso tenía ganas de devorarlo cuando estaba con los ojitos cerrados ;D!
jaja <33 )

Fue tan raro verlo al ruso tan cerca suyo, por lo general guardaban más o menos cuatro a seis metros de distancia, mínimo. Era como... muy poco habitual que se dirigesen la mirada.. o siquiera hablar. Pero ésta vez .. ¿Qué hago yo en Rusia? se preguntó muy estúpido, atontado, la nieve lo afectó, sí.

Miró hacia arriba; el techo, e hizo un ademán de "recordarse" el por qué de la linda visita suicida a la casa del Ruso. Claro, los papeles, pero en lo último que quería pensar -aunque lo estaba haciendo- y discutir eran los papeles. Ahora sólo quería descansar, comer.. y capaz ver la televisión. Sería interesante aprender ruso, pero... ese Iván lo cohibía un poco, no sabía por qué.

Escuchó las palabras del peli-rubio y sonrió muy inocentemente. -¡Muchas gracias!- cerró los ojos un momento y suspiró -Tú me haz salvado, te lo agradezco ¡mucho mucho!- sonrió de nuevo. Con esa típica sonrisa latina que tenía.
Estaba en verdad muy agradecido, no quería morir en ese lugar.



(off: a-a españa >_>u! ja, pero igual ;D )

-Y tú..- lo miró de pies a cabeza. ¿Que el Ruso no lo podía atender? Bueno, no era una cuestión de ser quisquilloso, simplemente, por qué todo lo tenían que hacer los pobres chiquillos temblorosos?.. Pensaba que si se pasaban la vida así, capaz luego ya no puedan hacer las cosas y terminen cayendo, alado de Rusia, todos...caen...cohibidos...

Pero ese no era su caso, a la sonrisa que esbozaba el ruso España le respondía con tal sonrisa, más infantil e inocente.Sin mostrar dientes, únicamente el esbozo de los labios. Aunque esa sonrisa se fue borrando de un estirón; ahora, era un mohín el que pintaba su cara, frunció los labios y cerró los ojos en línea recta.
-¡Mm!- le dolía algo, acto seguido, sus manos pasaron de estar posando en la cama libremente a estar aprentando fuertemente su cabeza, para ser más exactos, su sien.

Llevaba..¿cuánto? Un día y unas horas bajo esa nieve mortal. Tenía suerte de salir con una simple jaqueca, o eso pensaba él..
-T-tú po-porqué...- cerró de nuevo los ojos y se apretó más la frente -...n-necesitas a-ayuda d...de los b..alticos..?- frunció un poco el ceño, no de enojo, sino por dolor.